PARTE DEL PATRIMONIO CULTURAL TANGIBLE DEL ECUADOR
Pintores ecuatorianos que todo amante del arte debe conocer
PARTE 1
ISABEL DE SANTIAGO (1660/1670-1714)
“Virgen del Carmen” c. 1700.
Pintora y dibujante, Isabel de Santiago fue una de las máximas exponentes de la escuela quiteña, una corriente artística que fue reconocida a lo largo del continente durante el periodo colonial. Aprendió pintura de su padre, el artista Miguel de Santiago, y eventualmente heredó su taller, aunque buena parte de su práctica artística estuvo destinada a pagar deudas dejadas por su padre y esposo. Aunque le fue negado el examen para certificarse como pintora profesional, se convirtió en una de las artistas más reconocidas entre la alta sociedad quiteña por la “admirable delicadeza” de su estilo. El motivo más recurrente en sus pinturas son la Virgen María y la infancia del niño Jesús.
MANUEL DE SAMANIEGO (1767-1824)
“Coronación de la virgen”, c. fines del s. XVIII
La obra de Manuel de Samaniego, uno de los últimos representantes de la escuela quiteña, marca la transición de la colonial Real Audiencia de Quito hacia la vida independiente como parte de la nueva Gran Colombia a principios del siglo XIX. Sus obras, con temática religiosa pero con una perspectiva delineada por el mestizaje, decoran iglesias y conventos de Ecuador, incluyendo la Catedral de Quito.
Admirador de los grandes maestros europeos, Samaniego escribió un “Tratado de pintura”, un documento que recopiló técnicas, elementos y piezas que formaron la producción artística regional hasta entonces.
GONZALO ENDARA CROW (1936-1996)
Sin título (conocida como “Lloviendo campanas”), 1988.
Originario de Bucay, Gonzalo Endara Crow se sintió atraído por la pintura y la escultura desde que era pequeño. Influenciado por las artesanías y la geografía ecuatorianas–en especial, la de la cultura shuar–, este pintor concibió un estilo inundado de color y que hace de la luz un pilar en la narrativa de cada pieza. Por su sutil forma de combinar realidad y fantasía, ha sido considerado uno de los mejores pintores ecuatorianos del siglo XX, y sus obras han sido equiparadas a los grandes relatos del realismo mágico literario.
El Patrimonio Cultural está conformado por aquellos elementos materiales e inmateriales que han sido heredados de nuestros antepasados y constituyen un elemento importante para la construcción de nuestra identidad.
El patrimonio cultural ecuatoriano está representado en las 38 ciudades que con sus edificaciones antiguas, templos, esculturas, cuadros y monumentos han construido la historia y reflejan la identidad de toda la nación.
Desde 2011, el país de “los cuatro mundos” se sumó a esta celebración mundial, declarada por la UNESCO en 1983, con el objetivo de promover la concientización sobre la diversidad del patrimonio cultural de la humanidad, de su vulnerabilidad y de los esfuerzos que se requieren para su protección y conservación.
Quito:
Quito es el escenario ideal para vivir la cultura, el arte y la diversión. Casas antiguas, calles empedradas y espacios naturales hacen de esta ciudad un patrimonio viviente. Descubra porque Quito fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Cuenca:
Más de 3.000 inmuebles de valor patrimonial hacen de la “Atenas del Ecuador” un destino para admirar los monumentales vestigios coloniales y republicanos de la historia del país. Sus largas calles, las cúpulas monumentales de sus catedrales, sus balcones de madera y el carisma de su gente hicieron que Cuenca en 1999 sea reconocida Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Guayaquil:
A orilla del río Guayas, se levanta majestuosa la “Perla del Pacífico” con sus monumentos, conjuntos escultóricos, estatuas, bustos, parques y múltiples representaciones patrimoniales de importancia material, simbólica y testimonial para la sociedad. Conoce su historia, descubre sus costumbres y vive su patrimonio.
Zaruma:
Con más de 200 bienes patrimoniales Zaruma cuenta su historia. Este valle de tesoros ubicado en la provincia de El Oro, enamora a los viajeros con sus estructuras coloniales que han sabido resistir al paso de los años.
Montecristi:
Montecristi, conocida como la “Cuna de Alfaro” conduce a sus visitantes por un viaje hacia el pasado. Artesanías de madera, sombreros de pajo toquilla y edificaciones emblemáticas hacen de esta ciudad uno de los lugares más visitados de la provincia de Manabí.
Cañar:
Los vestigios de la cultura Cañari-Inca reposan en complejos arqueológicos antiguos que han sido testigos de la construcción de la historia. Hoy en día estos lugares son el escenario donde se recrean rituales ancestrales y se viven tradiciones.
Riobamba:
Nevados, paisajes y montañas resguardan a la “Sultana de los Andes” en la provincia de Chimborazo. Con 453 edificaciones patrimoniales, Riobamba refleja la historia de los siglos XIX y XX. La tranquilidad de sus parques, plazas y templos construyen un entorno fascinante que enamora a quienes la visitan.
Santa Elena:
Las manos hábiles de los artesanos de la comuna Dos Mangas, ubicada en la provincia de Santa Elena, tejen los famosos sombreros de paja toquilla, reconocidos a nivel mundial. Descubre esta práctica ancestral y descubre porque los sombreros fueron declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Se define a la innovación disruptiva en educación como
aquella propuesta que tiene el potencial de impactar a todo el contexto
educativo.
Las innovaciones apoyadas en el uso de las tecnologías que
han logrado un mayor impacto son aquellas donde se logra hacer converger lo
tecnológico con lo pedagógico. (UNESCO, 2012).
El reto está en lograr que las maquinas sean puestas al
servicio de la educación.